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El suelo que sustenta la vida



Jaime Díaz,  

Agricultor, Chalchuapa, Santa Ana.  

  

Un agricultor cuya vida ha estado entrelazada con la tierra desde una edad temprana. Desde los 12 años, comenzó a cultivar y a experimentar con la agricultura, una profesión que depende fuertemente de los caprichos del clima, que cambian de un año a otro.  

 

Jaime, es un hombre que entiende la importancia de "nuestra madre" Tierra, que nos sustenta y provee. 

 

Lo que Jaime produce es maíz, frijol, hortalizas y plátano, cultivos esenciales que le permiten mantener una alimentación variada, a él, a su familia y demás personas que consumen de lo que el produce. Esta diversificación de cultivos es una práctica que contribuye con la sostenibilidad agrícola a largo plazo, promoviendo la salud del suelo, la resiliencia de los sistemas agrícolas y la conservación de los recursos naturales. 

 

Para Jaime, la agricultura no es solo un medio de subsistencia, sino un vínculo con su cultura y sus tradiciones culinarias. Los cultivos que cosecha, como el maíz, los frijoles y el tomate, son ingredientes esenciales en platos típicos como las pupusas, una parte central de nuestra identidad alimentaria y cultural. 

 

Jaime es un agricultor que participa activamente en el programa RAÍCES EL SALVADOR, desde el 2021, convirtiéndose en promotor agrícola, y compartiendo la visión del programa con otros agricultores, con quienes promueve la conservación y el cuidado de los paisajes agrícolas.  

 

Desde que tiene memoria, Jaime ha sentido la responsabilidad de cuidar la tierra que le alimenta. Reconoce que, sin una tierra sana y productiva, no podrían sostener sus cultivos ni su forma de vida. 

 

Jaime ha adoptado buenas prácticas agrícolas, como dejar el rastrojo en las parcelas para mejorar la fertilidad del suelo, labranza mínima y utilización de abonos verdes. Estas prácticas no solo conservan la tierra, sino que también promueven cosechas más saludables y sostenibles. 

 

A estas prácticas le suma el riego eficiente, que implica utilizar técnicas y sistemas que maximizan el uso del agua, para mejorar la productividad y la sostenibilidad en la agricultura, especialmente en un contexto donde el cambio climático y la presión sobre los recursos naturales son cada vez más evidentes. 

 

Para las personas que cultivan, las buenas prácticas agrícolas no solo enriquecen la tierra, sino que también benefician su propia salud y la de quienes consumen sus productos. Al reducir el uso de químicos y mantener un equilibrio con el medio ambiente, aseguran que lo que cultivan sea más nutritivo y seguro para todos. 

 

Este hombre, espera que el Programa RAÍCES continúe, porque ha sido una fuente vital de aprendizaje y colaboración. A través del programa, él comparte su conocimiento y experiencia con otros, fortaleciendo así el vínculo entre los agricultores y la tierra que tanto aman. Para Jaime y su familia, cuidar la tierra es más que una necesidad; es un acto de gratitud y amor por la vida misma. 

 

Pero, si el programa llegara a su fin, Jaime lo ve como una oportunidad para seguir cultivando conocimiento y prácticas sostenibles por su cuenta. Él está comprometido a seguir sembrando esta semilla de sabiduría, compartiendo sus éxitos y aprendizajes con otros agricultores y miembros de la comunidad. 

 

Debemos cuidar la tierra, porque si no, ¿Dónde vamos a sembrar?, en la luna no se puede - Jaime Díaz. 



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